El término acreedor está muy presente en las relaciones financieras, ya que es la contraparte del deudor. En este artículo vamos a explicar en qué consiste exactamente ser acreedor.
¿Qué es un acreedor?
De entre las acepciones que da la RAE al término acreedor, hay dos que son las que tienen o pueden tener un sentido financiero, que son las siguientes:
- Que tiene derecho a que se le satisfaga una deuda.
- Que tiene acción o derecho a pedir el cumplimiento de alguna obligación.
Aunque pueden darse otros casos distintos, el acreedor suele ser una persona, física o jurídica, que ha prestado dinero a otra, que es el deudor. Entre ellos existe un título jurídico que supone el derecho del acreedor a que se le devuelva la cantidad prestada.
En resumen, para que exista un acreedor, debe existir también un deudor, y entre ellos el deber y el cumplimiento de una obligación de dar, hacer o no hacer.
¿Quién puede ser un acreedor?
Actualmente los principales acreedores son las entidades de crédito, aunque el papel del acreedor está presente de muchas otras formas en nuestro día a día. Acreedores pueden ser tanto personas físicas como personas jurídicas.
Dos ejemplos de acreedores serían: cuando compramos un electrodoméstico financiado y el pago de un determinado impuesto a un organismo público. En el primer caso, la financiera que nos ha prestado el dinero tiene el papel de acreedora, y nosotros el de deudor. En el segundo ejemplo, el ente gubernamental es el acreedor, y nosotros, que debemos el pago de tal impuesto, el deudor.
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¿En qué consiste el concurso de acreedores?
El término acreedor también va íntimamente ligado al concepto del concurso de acreedores. Entendemos este como el instrumento con el cual acreedor y deudor (que es una empresa que se declara insolvente, porque tiene serias dificultades financieras y de liquidez), reformulan y refinancian su deuda con el fin de llegar a un nuevo acuerdo.
Este concurso de acreedores transcurre a través de diversas fases:
- Fase común. Se solicita dicho concurso y se cuantifica la masa activa y pasiva, así como los créditos de la empresa.
- Fase de convenio. Se hacen diversas propuestas entre acreedor y deudor con el fin de llegar a un acuerdo.
- Fase de liquidación. Tras el acuerdo, se enajenan todos los bienes de la empresa para hacer frente a la deuda.
- Fase de calificación. Se investigan las causas de dicha situación y se resuelve si existe culpabilidad o ha sido fortuita. En caso de que exista culpabilidad, se debe indemnizar por los daños ocasionados a las partes pertinentes.
Todo lo anterior resulta de aplicación cuando el deudor es una persona jurídica. Cuando el deudor es una persona física, también se puede celebrar un concurso de acreedores, pero por un procedimiento distinto: en estos casos, el mecanismo previsto es la exoneración del pasivo insatisfecho, que es lo que se conoce como Ley de la Segunda Oportunidad (por la ley que lo introdujo en la Ley Concursal).
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